Tuesday, March 21, 2017

Un vasco en Oxford.

Queridos lectores,

Me encuentro bien. Hace ya tres meses que me establecí en Oxford, Inglaterra. Os echo de menos. Nuestras discusiones y debates sobre temas de actualidad científico-filosófica, la pluralidad, y la participación en los mismos, se extrañan mucho; y, por supuesto, vuestro cariño. Pero es una etapa de mi vida crucial, tanto en lo personal como en lo profesional. Vivir en el extranjero es siempre una odisea. Aprendes nuevas formas de ver las cosas, nuevas costumbres y maneras de ser y hacer. Pero sobre todo aprendes un oficio: el oficio de filosofar. Aquí, en la Atenas del Norte como gustan en llamar a esta ciudad universitaria de origen medieval, todo se dirige hacia un único objetivo: la excelencia. Excelencia en el deporte, excelencia en la academia, las artes y la música. Comparto tiempo y espacio con gente muy brillante que destaca en sus quehaceres venidos de todas partes. Y esto a veces intimida. Pero me sobrepongo y me esfuerzo dando todo lo que hay en mi porque estoy en representación de un sistema educativo y científico y una sociedad que costea este enorme privilegio. Y pueden estar seguros que no hay día que no tengo presente este incentivo que me motiva a estar a la altura.

Vivo a 10 minutos en transporte público del centro de la ciudad, 25 minutos en bicicleta. Aquí es inimaginable no tener una bicicleta y cada día la cojo para ir a mi centro de trabajo. La vida académica es un poco más flexible que la vida laboral ordinaria, pero igual de sacrificada aunque no lo parezca. Me levanto a las 08:30 hora local y estoy saliendo por la puerta de casa tras haberme duchado y desayunado sobre las 9:30. Llego sobre las 09:50 y 10:00. No porque los tiempos de las distancias comentadas más arriba estén equivocados, sino porque mi paseo rutinario de ida y vuelta lo hago sin pausa pero sin prisa. Salgo a las 19:30/20:00 depende del día. Se hace un "break" para el "lunch" de 20 minutos máximos, la ética de trabajo es muy estricta (créanme). Pero en esos 20 minutos se habla con compañeros de lo que has hecho el fin de semana o cualquier noticia de actualidad. "Small talk" se dice. Cada día hay un evento académico de tu interés. Cada día. He tenido la oportunidad de ver charlas de políticos españoles, autores referentes en mi disciplina y otras... Puede  resultar muy difícil  centrarte en tu trabajo y no perderte en las mil y una actividades que existen. Debes tener tiempo de esparcimiento también. El equilibrio es importante. Parte de mi válvula de escape psíquica está en volver a casa y encontrarme con tres compañeros de piso hispano hablantes con quienes puedes compartir ciertos lugares comunes. Son estupendos, por cierto.
De la comida, hablaré otro día.

Un fuerte abrazo.